Amores que no son amor: Pseudo-amor.

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Amores que no son amor: Pseudo-amor.

 

“Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante”

Sor Juana Inés de la Cruz.

 

¿Amor o pseudo-amor?

 

Llamamos pseudo amor a ese sentimiento parecido en su intensidad  al amor real, pero que tiene como elemento principal el sufrimiento.

 

Son pseudoamores el amor platónico, el amor no correspondido, el amor imposible, el amor idealizado. Enamorarse de un casado, de un cantante famoso, o de alguien a quien apenas has visto, caen en esta categoría, pues despiertan un sentimiento intenso de deseo de poseer al objeto “amado”, y nos llevan a la frustración de no poder obtenerlo.

 “El amor no compartido es una hemorragia
Michel Houellebecq,

El amor real y el amor no correspondido.

El amor real implica correspondencia. En el amor real, se establece un circuito de dar y recibir, lo que retroalimenta el proceso amoroso y se propicia el mantener con vida el sentimiento y la relación. En el amor no correspondido, uno genera y otorga el amor, mientras que el otro, puede o no recibirlo, pero no regresa nada a cambio, con lo que el que ama protagoniza una enorme fuga de energía, lo que ocasiona la depresión,  desvitalización y daño auto infligido.

“Voy a poner cadenas en ti 
para que no me engañes 
para que no te vayas de mi 
en busca de otro amante “

(O tú, o yo.- Honorio Herrero-

Luis Gómez Escolar- Julio Seijas)

Los celos enfermizos.

Otro caso de pseudo amor es aquel donde existe un enorme sentimiento de posesividad, donde los celos se vuelven enfermizos y convierten al  amado en prisionero, con el consecuente sufrimiento de ambas partes. Mientras que la cultura popular  nos asegura que “si no te cela, no te quiere”, al respecto, Sor Juana Inés de la Cruz menciona acertadamente:

“Son los celos cierta pasión,
tan delicada y sutil,
que si no fuera tan vil,
pudiera llamarse amor.”

Y es que los celos enfermizos, esos que coartan la libertad del celado y lastiman al que cela, no pueden formar parte del amor, pues su intención última es dañar al objeto amado.

La doble cara del amor post modernista.

Pareciera obvio que el amor no debiera infligirnos dolor, sin embargo, no es difícil percatarnos de la doble cara con que la sociedad actual nos presenta el amor. Por un lado, se habla de él como un amor que todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” (1ª Cor.13:7), mientras que por otro lado, los nuevos valores nacidos en la postmodernidad nos incitan a una vida libre, dedicada al gozo personal y sin sacrificio; Por un lado se nos dice que el amor, sana, salva, construye, enriquece, da felicidad, y por el otro, todos los días nos enteramos de personas que sufren por amor, que matan, que mueren, que lloran por amor. Y nos preguntamos en medio de la total incertidumbre si el amor real en verdad existe, temiendo que la respuesta sea no.

¿Existe el amor?

La respuesta es sí. El amor existe, y es tarea nuestra desentrañar qué es, qué implica, por qué camino se llega a él.  Al respecto, Erich Fromm nos dice que el amor no es ni un sentimiento, ni un objeto, sino que es una capacidad. No hay que  esforzarnos por recibirlo, hay que ocuparnos en ser capaces de desarrollarlo dentro de nosotros.

El amor como una capacidad.

Y es que el amor verdadero, dice Fromm, es un arte. Implica desarrollar dentro de ti la capacidad de desear el bien al otro, de experimentar compasión por el que sufre, y gozo en la experiencia de compartir y de ayudar. Y evidentemente, las consecuencias de  haber adquirido esta capacidad no pueden limitarse a ser expresadas en pareja. Una mayor calidad humana es alcanzada cuando la capacidad de amar se despierta.

Programados para amar de acuerdo a lo impuesto por la sociedad.

Todos amamos según el modelo que nuestra sociedad nos ha impuesto. Si ponemos atención a las canciones en la radio, a las historias en el cine, nos daremos cuenta que, desgraciadamente, el modelo de amor del que se habla es pobre, limitado y hasta perverso. Tristemente las personas siguen alimentando la idea del falso amor reforzadas por la opinión popular, donde frases como “sin ti me muero”, “mi corazón está en tus manos” representa la cúspide del romanticisimo, cuando en realidad reflejan inmadurez y egoísmo al cargar al otro con la responsabilidad de la propia felicidad.

Amor como trofeo.

Las nociones de consumo y productividad, tan importantes en nuestro medio, se han extendido hacia las relaciones humanas, contaminándolas y haciéndonos relacionarnos de una manera mercantil, donde espero recibir tanto como doy, o bien, elijo de quien enamorarme basándome en estándares superficiales, como quien va de compras y elije el producto con el mejor envase, la mejor presentación y con las cualidades que están más de moda, para después poder exhibir a la pareja como un trofeo, para que la apariencia de la pareja reafirme ante nuestros conocidos mi propia apariencia de éxito. Y tampoco tenemos empacho en colocarnos a nosotros mismos en una vitrina, mostrando aquellos atributos más codiciados en el mercado para ser adquiridos por alguno, y llamamos a esto, equivocadamente, amor.

Fusionarse con el otro.

Pero el amor verdadero se trata de fusionarse con el otro, de estar dispuesto a bajar las barreras personales y experimentar una profunda conexión e intimidad con el otro, de lograr un conocimiento profundo del otro, aun a costa de perder un porcentaje de la propia individualidad.

Amor correspondido.

También implica retroalimentación. El amor, como cualquier otra cosa en este mundo, se deteriora si no se le da mantenimiento, termina. Y para mantener el amor que ha nacido entre dos personas vivo y saludable, ambos necesitan abonar la relación, es trabajo de dos. Por eso el amor no correspondido difícilmente puede llamarse amor, pues es más bien una suerte de sacrificio infértil, que empobrece tanto al que lo siente como al que lo recibe sin capacidad de reciprocidad.

Solo tu puedes saber si es amor.

Si el amor que ha entrado en tu vida te hace infeliz, detente un momento a reflexionar si este sentimiento amoroso está siendo alimentado por el otro, o si eres tú, quien con tus pensamientos, tus miedos y tus ideas estás sosteniéndolo.

La decisión de dejar de sufrir.

Es ampliamente liberador llegar a la conclusión de que ese sentimiento doloroso de amor no correspondido, puede acabar en el momento mismo en que nos damos cuenta que somos nosotros quienes lo alimentamos, y que podemos decidir no alimentarlo más, hasta matarlo de hambre.

No olvides que la psicoterapia, como el amor, salva y transforma vidas.

Estamos para ayudarte.

 

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