Mi hijo se porta mal

Psicólogas. Atendiéndote. CDMX DF Ciudad de México. GDL Guadalajara. CJS Ciudad Juárez.

 

Contacto express 2

Mi hijo se porta mal

 Todos los días, conozco niños que dicen que vienen a consulta para aprender a “portarse bien”. “¿Qué es portarse bien?”, les pregunto. Cada vez, recibo una carita asombrada como respuesta.

 

Saben que sus padres se lo piden todos los días, ¡pero no saben qué significa!

 

Los amamos, son lindos, nos hacen mejores personas, pero, ¿cómo conservar la calma cuando encuentras tu mejor cortina decorada con manitas de lodo o mermelada?

 

Admitámoslo. Muchas veces nos sacan de quicio, pero parte de nuestra tarea como padres será aprender a distinguir una conducta desagradable de una realmente problemática.

 

Por eso, si crees que tu hijo se porta mal, pon en práctica algunos de estos consejos:

 

1.- Sé claro.

 

La primera tarea de un padre tendría que ser definir qué significa portarse bien. Si preguntas a cada uno de tus niños por separado qué significa portarse bien, prepárate para una sorpresa: conozco niños que creen que portarse bien significa no enojarse. Cuando en las sesiones le explico que no hay nada de malo en sentir enojo, ellos se sorprenden mucho: ¡se han esforzado tanto por esconder sus sentimientos de enojo!

 

Si le das parámetros claros, ellos sabrán qué esperas de ellos, y si encuentras una manera agradable de comunicárselos (sin culparlos, sin criticarlos, sin gritárselos), ¡se esforzarán por darte gusto!

 

2.- Repite.

 

Estás cansada de repetirle que se lave los dientes después de comer, y otra vez se le olvidó ¡Pero si se lo has dicho mil veces!

 

Sí, y mil veces más tendrás que repetirlo. Los niños tienen mucha capacidad para adquirir hábitos. Sus neuronas son tan flexibles, que con la correcta repetición de estímulos, aprenden de manera asombrosamente rápida.

 

Para adquirir un hábito, basta con repetir al niño una misma rutina por algunos días. El problema es que tendrás que repetir la orden sin pelear, gritar o criticar.

 

Acostumbrados al trato con adultos, los padres solemos decir una orden de manera cordial las primeras dos o tres veces. Cuando hay que repetirla más que eso, instantáneamente nos mostramos irritados y viene el típico reclamo “¡Pero si te lo he dicho ya mil veces!” Y así, habremos perdido todo lo ganado, pues el niño comienza a asociar el hecho con un momento de conflicto familiar, y su cabeza hace que automáticamente olvide lavarse los dientes.

 

Si quieres resultados, sé paciente. Te servirá recordar que ya antes ha aprendido otras cosas que parecían imposibles, como avisar para ir al baño o comer sin derramarlo todo.

 

3.- Reconoce sus avances.

 

Un error muy frecuente que los padres cometemos es estar muy al pendiente de las fallas de nuestros hijos, pues creemos que así podremos ayudarles a corregirse. Pero cuando hacen lo que se espera de ellos, olvidamos reconocérselos.

 

Reconocer cuando hace las cosas bien, refuerza sus aciertos, los hace sentir que han triunfado, los hace desear repetir esa conducta. Por el contrario, cuando pasamos por alto las conductas correctas, el niño puede sentir que sólo obtiene atención por medio del mal comportamiento, lo cual puede ser el inicio de la mala conducta.

 

Pero una advertencia en este punto: al reconocer a tus hijos lo que han hecho bien, olvídate de cuando lo han hecho mal. Conocí una persona cuya hija de 13 años no quería peinarse. Luego de algunas sesiones en terapia, la niña comenzó a cuidar más de su aspecto. A la madre se le pidió que reforzara esta conducta, felicitándola. Poco después, la niña volvió a ser tan despeinada como antes. Cuando le pregunté qué había pasado, me contó que lo que su madre le decía para animarla era: “Ay, qué bonita te ves peinada… no como andas diario, ¡que pareces loca!”

 

4.- Elige tus batallas.

 

Hay mil cosas que un niño debe aprender, y, admítelo, no se las puedes enseñar todas el mismo día. Si eso es lo que estás intentando, lo más probable es que termines agotado, exhausto y decepcionado. Por eso es muy importante que, antes de irritarte con tu hijo, te preguntes a tí mismo "¿para qué estoy educando a mi hijo?"

 

Responderte a ti mismo esta pregunta te ayudará a elegir cuándo ser duro y perseverante, y cuándo puedes dejar pasar una falta. Descubrirás que de todas las faltas que tu hijo comete, existen algunas que no tienen ninguna trascendencia, y así, puedes enfocarte en enseñarle aquello que realmente determinará qué clase de persona será en el futuro. Ahorrarás mucha energía, y ellos te lo agradecerán.

 

Conclusion.

 

En conclusión, casi siempre los problemas de conducta puede resolverse mediante una mezcla adecuada de disciplina y amor. Pero cuando un niño cambia su conducta repentinamente, y no importa lo que hagas, te es imposible moderar su conducta; o bien, si sientes que necesitas aprender a relacionarte con ellos de manera menos conflictiva, es posible que necesite la atención de un profesional.

 

Si crees que tu hijo puede necesitar terapia, no lo dudes

 

Podemos ayudarte.

 

boton servicios    boton ubicaciones 
     
boton precios   boton contáctanos2
     
boton solicitar cita
  
Solicitar + información / Precios.

Psicologas en Guadalajara Jalisco

Click me

Nuestros consultorios.